jueves, 16 de agosto de 2012

Sintiéndote cerca...


Es inusual en mi  poder soñar…   poder darle a mi alma lo que necesita aunque sea por un instante, poder susurrar a la manera de otros y no a la mía… y más aún desnudar casi  totalmente  mis sentimientos ante ti…
Pero esta mañana, justo cuando me duchaba, me pose debajo de la regadera, congele el tiempo... en medio del silencio, tan solo oía las gotas de agua recorriendo mi cuerpo... y hubo un instante, en que sentí un gran vació en mí, como si mis mayores sentimientos se hubiesen agrupado en uno solo para soñarte despierta.... Lo recuerdo intacto aquel momento, pues lo viví... fue tan real como lo son estas líneas...

Tú, con tu particular manera de caminar, te incorporaste en la hamaca, con sola una toalla cubriendo tu pelvis... humedeciendo la tela con el sudor de tu cuerpo...

Dando suspiros a diestra y siniestra... te vi agotado, y te ofrecí un trago whisky con mucho hielo... sin pensarlo lo tomaste con tus dos manos temblorosas, clavaste tu mirada en mis ojos y murmuraste unas gracias, lo sé porque pude leer tu labios, ya que es unos de los puntos que tengo más estudiados de ti...
Me senté junto a ti, admirando lo perfecto de tu figura humana... no podía creer que por fin, después de tantas noches de agonía sin ti me hallara contigo, compartiendo el mismo cielo y demostrándote (ya no con palabras sino con hechos) lo mucho que te deseo...

Mientras te observaba, decidí retratarte, así como más de una vez lo hice en la distancia... esa misma que ha sido mi cómplice en todo esto, y que ahora temo cruzar, por miedo a despertar y no despertar sin que tu aliento me sofoque, y que tu mirada no penetre hasta lo más hondo mi alma, y que no conozcas todo lo que alguien como yo puede sentir y hacerte sentir... que no me desnudes como tantas veces lo he querido, y que quizás solo termine siendo usada por la tentación…

Pero el riesgo y la gallardía están en mis ojos, que hasta ahora empiezan a remojarse por las gotitas de agua, y empapan mis labios deseosos de ti...

Quise detallar cada uno de tus pies por separado para no dejar escapar ni uno de tus rasgos... Palpe cada parte de ti sin olvidar ninguno de sus rincones... Mis manos se enamoraron de cada poro de tu piel, de cada vello... Hasta quise e intente (aun que no puede) que tu nobleza quedara plasmada en el papel... Termine aquel retrato de ti dándole el color necesario a tus ojos…

Pasamos a la bañera a perfumar nuestra piel con jabón de avena, y a sumergirnos entre las burbujas... Aproveche para deslizar una esponja por tu espalda, contabilice una a una tus pecas (trabajo arduo ya que son muchas pero gustosa de hacerlo)... Las lágrimas brotaron con gran fluidez de mis ojos... Te percataste de ello, y te apresuraste a secarlos con tus dedos, y sentí como ese sentimiento se engrandecía dentro de mi ser, y la angustia por exteriorizarlo me carcomía el corazón...
Mordí esos carnosos labios como queriéndolos comer, esperando a que me pellizcaras y que me dijeras que era cierto lo que vivía y sentía contigo... Entonces tu frenética mano me acariciaba el vientre, bajando suavemente a mi entre pierna pero sin dejar de besar mi cuello y sin yo dejar de besar el tuyo.
En un ágil pero elegante movimiento me hinque sobre tus piernas...a un mismo ritmo nos unimos... Me apretaste contra tu pecho, mientras mimaba tu cabello... Beso tras beso... gemido tras gemido…
Sentimos el frenesí apoderarse de nuestros cuerpos ya totalmente satisfechos... dejamos escapar del tumulto al unísono de una dulce melodía… Me deje arrastrar por el bello momento, por ti... como si fuese una primera vez lo volví a vivir, y es algo tan invaluable como el amor propio que de niña me enseño a ser mujer...

No hay comentarios: