Es inusual en mi poder
soñar… poder darle a mi alma lo que necesita aunque
sea por un instante, poder susurrar a la manera de otros y no a la mía… y más aún
desnudar casi totalmente mis sentimientos ante ti…
Pero esta mañana, justo cuando me duchaba, me pose debajo de
la regadera, congele el tiempo... en medio del silencio, tan solo oía las gotas
de agua recorriendo mi cuerpo... y hubo un instante, en que sentí un gran vació
en mí, como si mis mayores sentimientos se hubiesen agrupado en uno solo para
soñarte despierta.... Lo recuerdo intacto aquel momento, pues lo viví... fue
tan real como lo son estas líneas...
Tú, con tu particular manera de caminar, te incorporaste en
la hamaca, con sola una toalla cubriendo tu pelvis... humedeciendo la tela con
el sudor de tu cuerpo...
Dando suspiros a diestra y siniestra... te vi agotado, y te
ofrecí un trago whisky con mucho hielo... sin pensarlo lo tomaste con tus dos
manos temblorosas, clavaste tu mirada en mis ojos y murmuraste unas gracias, lo
sé porque pude leer tu labios, ya que es unos de los puntos que tengo más
estudiados de ti...
Me senté junto a ti, admirando lo perfecto de tu figura
humana... no podía creer que por fin, después de tantas noches de agonía sin ti
me hallara contigo, compartiendo el mismo cielo y demostrándote (ya no con
palabras sino con hechos) lo mucho que te deseo...
Mientras te observaba, decidí retratarte, así como más de
una vez lo hice en la distancia... esa misma que ha sido mi cómplice en todo
esto, y que ahora temo cruzar, por miedo a despertar y no despertar sin que tu
aliento me sofoque, y que tu mirada no penetre hasta lo más hondo mi alma, y que
no conozcas todo lo que alguien como yo puede sentir y hacerte sentir... que no
me desnudes como tantas veces lo he querido, y que quizás solo termine siendo
usada por la tentación…
Pero el riesgo y la gallardía están en mis ojos, que hasta
ahora empiezan a remojarse por las gotitas de agua, y empapan mis labios
deseosos de ti...
Quise detallar cada uno de tus pies por separado para no
dejar escapar ni uno de tus rasgos... Palpe cada parte de ti sin olvidar
ninguno de sus rincones... Mis manos se enamoraron de cada poro de tu piel, de
cada vello... Hasta quise e intente (aun que no puede) que tu nobleza quedara
plasmada en el papel... Termine aquel retrato de ti dándole el color necesario
a tus ojos…
Pasamos a la bañera a perfumar nuestra piel con jabón de
avena, y a sumergirnos entre las burbujas... Aproveche para deslizar una
esponja por tu espalda, contabilice una a una tus pecas (trabajo arduo ya que
son muchas pero gustosa de hacerlo)... Las lágrimas brotaron con gran fluidez
de mis ojos... Te percataste de ello, y te apresuraste a secarlos con tus
dedos, y sentí como ese sentimiento se engrandecía dentro de mi ser, y la
angustia por exteriorizarlo me carcomía el corazón...
Mordí esos carnosos labios como queriéndolos comer,
esperando a que me pellizcaras y que me dijeras que era cierto lo que vivía y
sentía contigo... Entonces tu frenética mano me acariciaba el vientre, bajando
suavemente a mi entre pierna pero sin dejar de besar mi cuello y sin yo dejar
de besar el tuyo.
En un ágil pero elegante movimiento me hinque sobre tus
piernas...a un mismo ritmo nos unimos... Me apretaste contra tu pecho, mientras
mimaba tu cabello... Beso tras beso... gemido tras gemido…
Sentimos el frenesí apoderarse de nuestros cuerpos ya
totalmente satisfechos... dejamos escapar del tumulto al unísono de una dulce melodía…
Me deje arrastrar por el bello momento, por ti... como si fuese una primera vez
lo volví a vivir, y es algo tan invaluable como el amor propio que de niña me
enseño a ser mujer...
No hay comentarios:
Publicar un comentario