miércoles, 27 de agosto de 2008

A un paso del altar...


Hoy, sola, en un banco de la iglesia sentada como otros, horas antes del momento que tendría que ser el más dichoso de mi vida, el momento en que en medio de voces y ojos fijos daría el si a un hombre que tan anhelado lo espera…

Me hallo con una mirada perdida, con un cuerpo tembloroso y con las ansias de confesarle a un Dios al cual había alejado sin razón alguna todos aquellos errores que he cargado a mis espaldas… esos a los cuales ya no les temo pero tan afligido no solo mi corazón sino el de muchos...

Las dudas que rondan mi cabeza tienen un centro único… los sentimientos que ese señor de cabello gris, y ojos pardos despiertan en mi…

Mi Dios:

No he sido más que una gran pecadora e ingrata contigo, me lo haz ofrecido todo… me haz puesto los mejores manjares en charola de plata, pero… nuevamente tendré que ir contra tu voluntad…

El que tendría que ser mi marido no lo será, el que me obsequio este hermoso vestido blanco de tela fina no es el hombre que amo…
Tú, lo enviaste a mi para salvarme de las sombras, y de hecho lo hizo, cumplió tu orden… no solo me rescato del “dragón del fracaso” sino que me indujo a ser mejor mujer, buena hija, hermana verdadera, y hasta me dio un curso intensivo de como ser buena esposa…

No me siento capaz de engañar a quien para mí es como el hermano que nunca tuve, el amigo que no traiciona…
Yo, estoy profundamente enamorada…es un amor puro, y tan certero como mis lágrimas…
Él, no solo me ama sino que ha preparado esta boda contra sus sentimientos, es tanto lo que me ama que ha comprometido mi amor a su hijo, mi vida y mi compañía eterna…
Éste señor no solo es mi suegro sino quien me ha visto crecer, quien me recibió en su hogar desde niña, desde que mi padre cegado por la lujuria me abandono por ir tras una rubia insípida…

¡Ay mi Dios!, No puedo desposarme con quien no amo, y menos sabiendo que mi amor siempre estará allí siguiendo mis pasos…

Hace ya dos días presenciaste lo que nadie hasta hoy sabe ni deben saber… Un momento que jamás pensé se hiciese real, pero lo fue…
Viví la mentira más bella e inalcanzable para alguien como yo, que solo ha aborrecido y señalado a otras u otros que experimentaron lo mismo… Bebí sin lamentos “el trago prohibido”…

Era mi despedida de soltera… allí también creí despedir de mi corazón el amor por aquel hombre. Todo marchaba como debía, perfecto para los ojos de mis invitadas, pero el telón se abrió para recibir la verdad…

Apacerio de la nada en la puerta del club, vestido de gala, con un ramo de rosas rojas (esas que se utilizan para la conquista) y una llave en sus manos. Creí que era un sueño, de esos que solo a las princesas de los cuentos de hadas se les hace realidad…
No era la llave de su casa ni la de su auto, era otra… la llave que abriría las puertas al paraíso…

Lo vi, me quede muda, inmóvil… me vio, sonriso y me beso las mejillas ya sonrojadas y sudorosas por los nervios… se hizo a un lado, y me pidió acompañarlo para cumplir un sueño. Me tomo por la cintura, metió su mano derecha en mi bolsillo derecho buscando calor en medio de la niebla de la madrugada, caminamos rápidamente, nos dirigimos a su auto…
Un silencio perturbador se apodero de nosotros, decidí romper el hielo con un “te amo”…
Después de vagar por casi quince minutos en busca de unos cigarros mentolados llegamos a un “hotel clandestino”, el portero quiso ver mi rostro pero yo ágilmente lo cubrí con mi cabello…

Estando allí, en aquel cuarto, clave mi mirada en la cama llena pétalos de rosas…
Me ofreció una copa de vino seco, brindamos por este día, por el final de nuestro romance, y por aquella noche… por que nos amaríamos como tanto lo soñamos…
En la mesa de noche halle un plato repleto de fresas con crema de leche, sabe con exactitud que me encantan… nos sentamos a hablar y a reírnos recordando viejas historias… se dio un instante, un motivo para besarlo y besarlo, en que nuestros rostros se encontraron por casualidad al cruzar la puerta que comunicaba con el baño, y fue allí cuando no pudimos contener más las ganas del uno por el otro…

Solo recuerdo el sonido de la copa que deje caer al suelo, y su voz dulce al decir que me amaba, que lo haría por siempre aunque lejos estuviera yo de él…

¿Por qué no impediste semejante traición?, ¿Por qué tuve que darme cuenta tarde que lo amo como hombre y no como el padre protector que todos creen que es?, ¿Por qué no puedo ignorar este amor como lo ha hecho con el de su hijo?, ¿Por qué la vida es tan justa con quienes creen en ti, mi Dios?...

La hora se acerca, ya han sonado las campanas, ya los músicos preparan sus instrumentos para mi entrega… el cura se arrodilla ante ti pidiendo fuerzas y una tarde tranquila… y yo, aun no se como explicar ¿Cómo es que amo al padre y no al hijo?...
¿Quieren que les cuente un secreto?, esto en realidad sucedio, no a mi, pero si a....

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